“El infierno apenas comienza",Entrevista a hijo de Amado Carrillo, El Señor de los Cielos



Dice, de las mentiras del gobierno sobre su esposo Vicente Carrillo Leyva, recluido en el penal de alta seguridad de El Altiplano.

En el Estado de México, Celia Karina Quevedo propuso y dio una entrevista exclusiva a Proceso. Durante dos horas y media, entreabrió las puertas de su vida y la de su familia compartida con alguien cuyo único delito, insiste, es el de ser hijo de Amado Carrillo.

A quien como gran capo del narcotráfico las autoridades identificaban como El Señor de los Cielos, es de noche y se inicia la semana. De pronto suena el teléfono. Es una voz femenina que dice hablar de parte de Celia Karina Quevedo Gastélum, la esposa de Vicente Carrillo Leyva.

–¿El hijo de Amado Carrillo, El Señor de los Cielos? –pregunta la reportera.

–Sí. Ella va a ofrecer una rueda de prensa el próximo viernes. ¿Le interesa a usted una entrevista?”
–Sí… ¿Cuándo puede ser?

–Cuando usted diga.

–Lo único que le solicito es que sea exclusiva…

–No hay problema.

Al día siguiente, la reportera se comunica con el contacto de Celia Karina para definir la hora y el lugar de la entrevista. El acuerdo es que sea fuera del Distrito Federal. Veinticuatro horas después, acompañada de un fotógrafo acude al sitio acordado en la ciudad convenida, a muchos kilómetros de la capital del país. La esposa de Carrillo Leyva no llega. Su teléfono manda al buzón.

A la mañana siguiente otro intento. Por casualidad se hace contacto con una persona cercana a ella. Se le explica la situación. “En hora y media espéreme en este restaurante”, pide el interlocutor. Se cumple el tiempo y él no aparece. Más tarde se disculpa telefónicamente.

Dos horas después, cuando ya se da por cancelada la entrevista, entra una llamada. Es ella. Pide a la reportera que acuda a una gasolinería cercana y aclara: “Voy en un auto rojo”.

Se da el encuentro. La esposa de Carrillo Leyva va acompañada de otra persona. Pide que no haya fotos; duda en definir el lugar de la entrevista. Su acompañante hace una llamada. Tras la consulta, expone: “Yo sé dónde puede ser”. El sitio es un motel de paso.

Ya en el interior del cuarto, se definen los términos de la entrevista: insiste en que no se cite la ciudad en que se realiza y dice que ella también grabará la conversación. Se confiesa nerviosa. Teme que sus declaraciones afecten el proceso jurídico que se le sigue a su marido.

La plática dura dos horas y media. Al final, llega otra persona a la habitación e intenta convencerla de que anule la entrevista.

–Si no defiendo yo a Vicente, ¿quién lo va a hacer? –responde a la presión y mantiene el acuerdo con la reportera.
En otra cosa se mantuvo firme: ni una foto.

Los inicios de Carrillo Leyva

Celia Karina inició su noviazgo con Vicente Carrillo Leyva a finales de 1998. Después de tres años y medio contrajo nupcias con el hijo de Amado Carrillo Fuentes, quien en la década de los ochenta alcanzó fama como el narcotraficante más poderoso de México.

Junto a Carrillo Fuentes crecieron, en el negocio del narcotráfico, sus hermanos Vicente El Viceroy y Rodolfo El Niño de Oro. El primero es el actual dirigente del cártel de Juárez; al segundo se le conoció por su habilidad para pactar con otras organizaciones sin necesidad de tomar las armas. Fue asesinado en septiembre de 2004 por el cártel de Sinaloa, junto con su esposa Giovanna, hermana de Celia Karina.

Nacidos en El Guamuchilito, municipio de Navolato, Sinaloa, los tres Carrillo Fuentes mantuvieron el control de esta plaza durante 30 años, hasta que el cártel de Sinaloa entró a la disputa. Incluso, con la implementación del operativo Culiacán-Navolato, las propiedades de la madre y los hermanos de los tres capos sufrieron innumerables cateos. El más trágico, en octubre de 2008, cuando un grupo de militares entró a casa de José Cruz Carrillo Fuentes y se lo llevó. Su cuerpo no aparece aún. 

El hijo mayor de El Señor de los Cielos fue detenido el 1 de abril pasado por la Policía Federal. El 20 de junio fue trasladado al penal de El Altiplano, en Almoloya de Juárez, Estado de México. El proceso que enfrenta fue abierto en 1998 “por su probable responsabilidad en los delitos de delincuencia organizada, violación al Código Fiscal de la federación y por operaciones con recursos de procedencia ilícita”.

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